Beber poco alcohol después de infarto tendrÃa algunos beneficios
NUEVA YORK (Reuters Health) – Las personas que toman bebidas alcohólicas con moderación y continúan haciéndolo después de sufrir un infarto evolucionarÃan mejor que quienes dejan de beber, según un nuevo estudio.
Muchas investigaciones ya habÃan asociado el consumo reducido y moderado de alcohol con una disminución del riesgo a sufrir un infarto, comparado con el abuso en la bebida de licores y la abstinencia.
Los nuevos resultados, publicados en American Journal of Cardiology, son los primeros que relacionan el consumo moderado de alcohol después de un infarto con algunos beneficios para la salud.
Los autores hallaron que, entre 325 bebedores moderados estudiados durante varios años después de sufrir un infarto, los que mantuvieron sus hábitos de consumo de alcohol tenÃan un mejor rendimiento fÃsico cotidiano que los que habÃan dejado de beber.
El grupo tendÃa también a sentir menos dolor en el pecho y a reconocer una buena calidad de vida asociada con la salud, pero estas diferencias no fueron estadÃsticamente significativas, sino que pudieron deberse al azar.
Los resultados no prueban que beber con moderación mejore el rendimiento fÃsico.
Pero los hallazgos coinciden con los de estudios previos, que habÃan identificado algunos beneficios a partir de ese hábito, en especial con el consumo de vino tinto, explicó el investigador James H. O’Keefe, del Mid America Heart Institute del St. Luke’s Hospital, en la ciudad de Kansas.
Los pacientes que tuvieron un infarto y siempre consumieron alcohol con moderación -hasta una copa diaria las mujeres y dos copas los hombres- deberÃan preguntar a su médico si pueden seguir bebiendo de esa manera, agregó.
“Este estudio sugiere que, salvo que los médicos se lo prohÃban, pueden seguir bebiendo y disfrutando (del alcohol)”, dijo durante una entrevista.
Los resultados surgieron de un análisis de datos de 325 sobrevivientes de infartos tratados en 19 hospitales en Estados Unidos que dijeron que habÃan sido bebedores moderados antes del ataque. El 84 por ciento mantuvo ese patrón de consumo y el 16 por ciento dejó de beber alcohol.
Luego de un año del infarto, los pacientes que seguÃan bebiendo con moderación tenÃan un buen funcionamiento fÃsico, según un cuestionario estandarizado que mide la capacidad de subir una escalera, llevar las bolsas del supermercado y realizar otras tareas cotidianas.
Ese grupo tuvo también una menor mortalidad tres años después que el otro (6 por ciento versus el 10 por ciento entre los que dejaron el alcohol) y menos hospitalizaciones en el primer año luego de haber sufrido el infarto.
De todos modos, cuando el equipo tomó en cuenta factores como la edad y la salud general al momento del infarto, el consumo moderado de alcohol no se mantuvo sólidamente asociado con tasas más bajas de mortalidad u hospitalizaciones.
En cambio, siguió estando relacionado con un mejor rendimiento fÃsico. Eso, dijo O’Keefe, sugiere que beber alcohol concederÃa el beneficio.
Estudios previos detectaron varios mecanismos por los cuales el consumo moderado de alcohol serÃa bueno para la salud, como el aumento del colesterol HDL o “bueno”, la reducción de la inflamación sistémica y la mejora de la sensibilidad a la hormona reguladora del azúcar en sangre (insulina), precisó.
Pero O’Keefe advirtió que el consumo excesivo de alcohol sà está asociado con varios riesgos para la salud, a diferencia del consumo moderado y la abstinencia. Por ejemplo, puede aumentar la presión, promover la formación de coágulos e inducir la alteración del ritmo cardÃaco.
Especialistas no suelen recomendar que los pacientes que no beben alcohol empiecen a hacerlo para mejorar su salud cardÃaca porque no se puede predecir cuáles de ellos podrÃan abusar.
(Fuente: American Journal of Cardiology, online 26 de abril del 2010)