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oct 01 2011

Salud Sexual para el Milenio: Declaración y documento técnico

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SINOPSIS

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) han sido concebidos para resolver algunos de los problemas sociales más complicados y urgentes de nuestro tiempo, así como para fomentar el desarrollo humano en el nuevo milenio. En esta declaración y documento técnico se afirma que la promoción de la salud sexual debe desempeñar una función clave para cumplir los ODM. La promoción de la salud sexual es fundamental para la consecución de la salud y el bienestar, así como para alcanzar el desarrollo sostenible y, más específicamente, para la ejecución de los ODM. Las personas y las comunidades que disfrutan del bienestar sexual están mejor preparadas para contribuir a la erradicación de la pobreza individual y social. Por cuanto la promoción de la salud sexual fomenta la responsabilidad individual y social, además de las interacciones sociales equitativas, contribuye a mejorar la calidad de vida y a la instauración de la paz.

Este documento especifica y explica en detalle ocho aspectos bien diferenciados pero interrelacionados de la salud sexual que desempeñan funciones importantes para fomentar el desarrollo humano. Con el propósito de contribuir de manera significativa y eficaz al cumplimiento de los ODM, los programas de promoción de la salud sexual deben abordar la totalidad de la sexualidad humana. Por ejemplo, para promover eficazmente la reducción del riesgo de infección por vía sexual del VIH, los programas de promoción de la salud sexual deben reflejar e incorporar la realidad de que las relaciones sexuales incluyen al género y la dinámica de poder, y además, de que el deseo de intimidad y el placer desempeñan una función primordial en la configuración del comportamiento sexual. Por otra parte, todos los gobiernos, organismos internacionales, el sector privado, las instituciones académicas y la sociedad en general, además de las organizaciones de salud sexual, deben adoptar un enfoque intersectorial que promueva la salud sexual como una estrategia diferenciada y esencial para lograr los ODM.

Salud Sexual para el Milenio conceptualiza a la salud sexual como multidimensional e identifica y examina específicamente ocho metas concretas que en conjunto comprenden un enfoque integrado e integral de promoción de la salud sexual. Por último, este documento técnico describe las acciones necesarias específicas que son especiales para cada una de las ocho metas de la declaración.

1. Reconocer, promover, garantizar y proteger los derechos sexuales para todos

Los derechos sexuales son un componente integral de los derechos humanos básicos y por consiguiente son inalienables y universales. La salud sexual es un componente integral del derecho al goce del grado máximo alcanzable de salud. La salud sexual no puede obtenerse ni mantenerse sin derechos sexuales para todos.

Acciones necesarias

1.1 Para abogar eficazmente por la salud sexual y promoverla es importante que los derechos sexuales estén ubicados dentro del contexto de los derechos humanos existentes. Debe alentarse a los gobiernos y las organizaciones y organismos internacionales a que respalden la agenda de los derechos sexuales mediante el reconocimiento, la promoción, el respeto, la garantía y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales esenciales para la salud sexual.

Este enfoque servirá para ubicar a los derechos sexuales dentro de los tratados y los convenios vigentes, de manera que los derechos sexuales estén incluidos en los mecanismos de seguimiento y cumplimiento de estos acuerdos.

1.2 La promoción de los derechos sexuales exige la acción participativa y los proyectos dialógicos que aportan diferentes perspectivas culturales, religiosas y sociales al tema de la salud sexual.

1.3 Debe establecerse un sistema para el seguimiento y la evaluación de los adelantos en materia de derechos sexuales. Este sistema debe incluir el estudio y la evaluación de las implicaciones de los cambios en la política y las leyes relacionadas con los derechos sexuales, a fin de lograr resultados a largo plazo en materia de salud y calidad de vida.

2. Avanzar hacia la igualdad y la equidad de género

La salud sexual exige igualdad, equidad y respeto, independientemente del género.

Las inequidades y los desequilibrios de poder relacionados con el género entorpecen las interacciones humanas armónicas y constructivas y, por consiguiente, el logro de la salud sexual.

Acciones necesarias

2.1 Los postulados sobre derechos, que figuran en acuerdos y pactos internacionales, atinentes al derecho que tienen las niñas y las mujeres a igualdad, educación y servicios relacionados con la sexualidad, deben incluir explícitamente el derecho fundamental a la autonomía y la igualdad en las relaciones sexuales.

2.2 Las instancias normativas y los líderes de opinión pública deben hablar abiertamente de que un componente sustancial e importante de la desigualdad en materia de género se relaciona directamente con los desequilibrios de poder en las relaciones sexuales.

2.3 Los padres, las madres, las familias y las comunidades desempeñan funciones clave al contribuir a la formación de los roles de género en niños y niñas . Hay que alentarlos y asistirlos para que ayuden a sus hijos a desarrollar roles equitativos de género. El padre, en particular, puede contribuir a alentar a sus hijos varones a que adopten conceptos de masculinidad que no propicien la inequidad por razones de género.

2.4 Para alcanzar eficazmente sus objetivos, los programas de educación de la sexualidad, en particular los dirigidos a los jóvenes, deben abordar la dinámica de género en las relaciones sexuales y ayudar a los estudiantes a desarrollar y adoptar comportamientos equitativos de género.

2.5 Las representaciones en los medios de comunicación, ya sea por medio de la música o imágenes visuales, con frecuencia exponen en formas sutiles o descaradas, guiones sexuales dirigidos a los jóvenes. La presentación de guiones sexuales con equidad de género en los medios de gran circulación tiene el potencial de hacer una contribución importante a la igualdad de género en toda la sociedad. Por lo tanto, los gobiernos y el público en general deben instar con firmeza a la industria del entretenimiento a que se convierta en una fuerza para lograr cambios positivos con respecto a la sexualidad y el género.

2.6 Efectuar cambios en las leyes y en las políticas para conseguir que las mujeres y los hombres tengan acceso igualitario a los servicios de atención de salud sexual, sea cual fuere su nivel de ingresos, sin estigmas, discriminación ni sesgo por los proveedores y los servicios de salud.

3. Condenar, combatir y reducir todas las formas de violencia relacionadas con la sexualidad

La salud sexual no puede lograrse mientras las personas no estén libres de estigma, discriminación, abuso, coerción y violencia sexuales.

Acciones necesarias

3.1 Para ser eficaces, las leyes, políticas y programas destinados a reducir la violencia relacionada con la sexualidad deben abordar la desigualdad de género con respecto a los derechos humanos y la posición económica. Esto abarca la legislación para prohibir todas las formas de violencia sexual y acoso contra niños y niñas, las mujeres y las minorías sexuales.

3.2 Se requieren programas integrales de salud pública para aumentar la toma de conciencia sobre la necesidad de abordar la violencia sexual. También deben ponerse en práctica programas complementarios destinados a la prevención primaria de la violencia sexual. En todos los segmentos de la sociedad, deben ejecutarse programas de prevención de la violencia sexual.

3.3 Para reducir eficazmente el impacto de la violencia sexual es necesario reformar el ámbito de la atención de salud. Esto incluye la eliminación de todas las formas de discriminación relacionadas con el género u orientación sexual dentro de los sistemas de atención de salud y velar por que el personal de atención de salud y las instituciones en las que trabajan esas personas, estén preparadas adecuadamente para recibir y tratar a las víctimas de la violencia sexual.

4. Proveer acceso universal a la información completa y educación integral de la sexualidad

Para lograr la salud sexual, todas las personas, incluidos los jóvenes, deben tener acceso a la información completa y a la educación integral de la sexualidad, así como a los servicios de salud sexual en todo el ciclo de vida.

Acciones necesarias

4.1 Hacer obligatoria la educación integral de la sexualidad basada en derechos, sensible al género y culturalmente apropiada, como un componente indispensable de los programas de estudios escolar a todos los niveles y aportar los recursos que sean necesarios.

4.2 Trabajar con organismos de la comunidad para llegar hasta los jóvenes que no están en la escuela y a otras poblaciones de alto riesgo, con educación integral de la sexualidad.

4.3 Emitir directrices para conseguir que los programas y servicios de educación de la sexualidad se basen en el principio de la toma de decisiones plenamente fundamentada y autónoma.

4.4 Garantizar que los programas de educación de la sexualidad se fundamenten en evidencias e incluyan las características de eficacia comprobada. Esto debe hacerse de manera que permita la creatividad y se atiendan las necesidades específicas de la comunidad al formular y evaluar programas innovadores.

5. Asegurar que los programas de salud reproductiva reconozcan el carácter central de la salud sexual

La reproducción es una de las dimensiones fundamentales de la sexualidad humana y, como tal, puede contribuir a fortalecer las relaciones y a la satisfacción personal, cuando se desea y se planifica. La salud sexual abarca la salud reproductiva. Deben ampliarse los programas actuales de salud reproductiva para abordar las diversas dimensiones de la sexualidad y la salud sexual de manera integral.

Acciones necesarias

5.1 Las declaraciones de gobiernos, de política transnacional y de política con respecto al financiamiento de la salud reproductiva y la obligatoriedad de los servicios deben incluir, de conformidad con la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD), de 1994, referencias específicas a la salud sexual.

5.2 La programación de salud sexual y reproductiva debe incluir un compromiso claro de que esa programación reflejará e incorporará a cabalidad las definiciones de trabajo de la OMS de los derechos sexuales.

5.3 La programación de salud sexual y reproductiva debe reconocer y reflejar los aspectos positivos de la sexualidad humana y estar orientada de manera equilibrada hacia los resultados positivos así como negativos.

5.4 Todos los proveedores de servicios de salud reproductiva deben recibir, mediante capacitación antes del servicio y en servicio, el conocimiento, las destrezas y las condiciones para el nivel de confort con objeto de abordar eficazmente en su trabajo la sexualidad y la salud sexual.

6. Detener y revertir la propagación de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual

El acceso universal a la prevención eficaz, la orientación y las pruebas voluntarias, a la atención y el tratamiento integrales de la infección por el VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) son igualmente esenciales para la salud sexual. Es necesario reforzar de inmediato los programas que garantizan el acceso universal.

Acciones necesarias

6.1 El financiamiento y los recursos actuales para la prevención de las ITS y la infección por el VIH en el mundo en desarrollo son significativos pero insuficientes para el cumplimiento de los ODM. Por consiguiente, es necesario aumentar el financiamiento para la prevención de las ITS y la infección por el VIH.

6.2 A pesar de los considerables esfuerzos de distribución, muchas personas en el mundo en desarrollo no tienen acceso regular a los condones. Por consiguiente, es necesario mejorar los niveles actuales de los programas de distribución de condones.

6.3 Deben aumentarse los esfuerzos para conseguir que se formulen y se lleven a la práctica los programas de prevención de las ITS y la infección por el VIH, de acuerdo a los conocimientos y la investigación más actualizados sobre la eficacia de los programas.

6.4 El financiamiento y las decisiones sobre los programas para la prevención de las ITS y la infección por el VIH deben basarse en los principios de los derechos humanos, no en los puntos de vista ideológicos de los donantes ni de quienes formulan los programas. Esto incluye el derecho de las personas a tomar decisiones plenamente fundamentadas acerca de su salud sexual.

6.5 Para ser eficaz, la programación destinada a la prevención de las ITS y la infección por el VIH debe abordar las desigualdades sociales relacionadas con la orientación sexual y el género. Está claro que la interrupción y la reversión de la epidemia de ITS y de la infección por el VIH en el mundo en desarrollo no pueden ocurrir sin aumentar considerablemente la capacidad de las mujeres para participar por igual en la vida económica y política y para ejercer directamente el control sobre su salud sexual y reproductiva.

7. Identificar, abordar y tratar las preocupaciones, las disfunciones y los trastornos sexuales

Debido a que las preocupaciones, las disfunciones y los trastornos sexuales repercuten en la calidad de vida, es fundamental reconocer, prevenir y tratar las preocupaciones, las disfunciones y los trastornos sexuales.

Acciones necesarias

7.1 Dada la importancia del funcionamiento sexual adecuado para la salud sexual general, la salud y el bienestar generales, así como para la salud de las relaciones interpersonales, la evaluación y el tratamiento de las preocupaciones, los problemas y la disfunción sexuales deben ser específicamente señalados e incluirse en los programas y acuerdos nacionales e internacionales para promover salud sexual.

7.2 La función sexual y la identidad de género se reconocen cada vez más como componentes clave de la salud general; por otro lado, los problemas de disfunción sexual y disforia de género están asociados con otros trastornos médicos y con el bienestar individual y de las relaciones. Por consiguiente, la evaluación integral de la salud sexual que incluye la evaluación básica de la función sexual y de la identidad de género debe convertirse en un componente habitual de la atención de salud.

7.3 Muchas preocupaciones, trastornos y disfunciones sexuales tienen sus raíces en una falta de información acerca de la sexualidad. La información sobre el funcionamiento sexual debe incluirse como un componente de la educación integral de la sexualidad y estar al alcance de todas las personas. Las escuelas, a través de sus programas de educación en salud sexual, y el sector de la salud (médicos, enfermeras y otro personal sanitario) deben desempeñar funciones clave al educar a sus estudiantes y pacientes acerca del funcionamiento sexual.

7.4 Los programas de capacitación para los maestros, trabajadores comunitarios y trabajadores de salud deben incluir, como un componente usual, la capacitación en disfunción sexual, trastornos y problemas del género. Esos programas deben incluir capacitación específica para educar a los clientes acerca del desarrollo de la función sexual y de la identidad de género. La capacitación en medicina y enfermería debe ir más allá de impartir educación, a fin de asignar una atención especial al abordaje y el tratamiento de los problemas y las disfunciones sexuales.

7.5 Se están elaborando métodos óptimos de tratamiento para las preocupaciones, las disfunciones los trastornos sexuales y los problemas de identidad de género, pero hace falta más investigación a fin de formular directrices basadas en la evidencia para la mayoría de estos trastornos. La asignación de fondos para efectuar esta investigación es necesaria y se justifica por la considerable repercusión que estos problemas tienen en la persona, la pareja y la familia y, en último término, en el grupo social en general.

8. Lograr el reconocimiento del placer sexual como un componente de la salud y el bienestar total

La salud sexual es más que la ausencia de enfermedades. En todo el mundo, debe reconocerse y promoverse el derecho al placer sexual.

Acciones necesarias

8.1 La comunidad internacional está reconociendo y respaldando cada vez más el concepto de los derechos sexuales. Sin embargo, hasta la fecha, el consenso comunitario, nacional e internacional se ha centrado predominantemente en los derechos sexuales negativos (por ejemplo, ausencia de ITS y de la infección por el VIH, violencia sexual y abuso), y con frecuencia se excluyen los derechos sexuales positivos (por ejemplo, el derecho al placer y la satisfacción sexual). Para reflejar mejor la realidad humana y satisfacer las necesidades de las personas y las parejas, los acuerdos internacionales y los documentos de establecimiento de prioridades deben enunciar con claridad los objetivos en cuanto a ambos tipos de derechos sexuales, ya sean positivos o negativos.

8.2 Los programas de promoción de la salud sexual para todos los grupos, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidades, deben abarcar la realidad de que el placer y la intimidad sexuales son poderosos factores motivadores del comportamiento sexual y que el placer sexual contribuye a la felicidad y al bienestar.

8.3 A menudo se ha condicionado a los educadores y los proveedores de atención sanitaria, a través de su capacitación, para que conceptualicen a la salud sexual en relación a los derechos sexuales negativos. La capacitación previa al servicio y en el servicio para los educadores de salud sexual y los proveedores de salud debe hacer hincapié en particular en la promoción de los derechos sexuales positivos para las personas de todas las edades, a fin de contrarrestar la importancia excesiva que suele asignarse a los derechos sexuales negativos.

Conclusión

Para alcanzar estas metas y para poner en práctica estas acciones necesarias, es esencial que los planes de acción internacionales, regionales, nacionales y locales para el desarrollo sostenible asignen una alta prioridad a las intervenciones de salud sexual, asignen recursos suficientes, aborden las barreras sistémicas, estructurales y comunitarias y hagan el seguimiento del progreso logrado.

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Cláusula de descargo de responsabilidad

Este documento es el resultado de un proceso de consulta y perfeccionamiento efectuado por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS). No se trata de una publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS); aunque se reconoce la participación de la OPS, el contenido de esta publicación es responsabilidad de la WAS.

Salud Sexual para el Milenio: Declaración y Documento Técnico es una publicación de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) realizada con el apoyo financiero de la Fundación Ford. Favor de citar este documento como:
World Association for Sexual Health. (2008).
Salud Sexual para el Milenio: Declaración y Documento Técnico.
Minneapolis, MN, USA, World Association for Sexual Health.

Esta publicación puede ser utilizada para actividades académicas y de desarrollo programático, sólo puede ser reproducida con estos fines. Es obligatorio citar la fuente en cualquier tipo de reproducción. En ningún caso podrá utilizarse esta publicación con fines comerciales.

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