El acoso escolar podrÃa tener efectos duraderos en la salud de los niños
Un estudio de estudiantes desde quinto hasta décimo cursos descubrió que habÃa consecuencias a nivel mental y fÃsico, aunque el acoso terminara.
Traducido del inglés: martes, 18 de febrero, 2014
LUNES, 17 de febrero de 2014 (HealthDay News) — Los niños que sufren el acoso de sus compañeros podrÃan padecer efectos duraderos en su bienestar fÃsico y mental, sobre todo si se permite el acoso durante años, según sugiere un nuevo estudio.
El estudio halló que a los niños que son acosados crónicamente al parecer les va peor: aquellos que fueron vÃctimas de acoso continuamente desde quinto hasta décimo cursos tenÃan las puntuaciones más bajas en las mediciones de salud fÃsica y emocional.
A los niños que fueron vÃctimas de acoso a una edad más joven, pero cuyos problemas se acabaron, les solÃa ir mejor. Aun asÃ, les fue peor que a sus compañeros que nunca fueron vÃctimas de acoso.
“Creo que el mensaje es claro”, comentó la autora del estudio, Laura Bogart, investigadora cientÃfica del Hospital Infantil de Boston. “Los efectos del acoso se agravan con el tiempo, y es importante atajarlo pronto”.
Los hallazgos se basan en casi 4,300 niños de tres ciudades estadounidenses a los que se pasó una encuesta en quinto, séptimo y décimo cursos, o aproximadamente a los 10, 12 y 15 años de edad. En general, el 30 por ciento dijeron que habÃan sido acosados de forma regular en al menos una encuesta.
Eso significaba que estaban abusando de ellos fÃsicamente o eran vÃctimas de burlas al menos una vez a la semana.
En general, descubrió el equipo de Bogart, los niños que fueron vÃctimas de acoso afirmaron tener más problemas fÃsicos (dificultad para practicar deportes, correr o hacer “cosas de niños” normales) que los niños de su edad. También tenÃan más sÃntomas de depresión y una autoestima más baja.
La perspectiva era peor para entre el 3 y el 4 por ciento de los niños que fueron continuamente vÃctimas de acoso a lo largo del tiempo. Para cuando llegaron al décimo curso, el 45 por ciento de los adolescentes que habÃan sido vÃctimas crónicamente se incluyeron en la categorÃa de bienestar mental “bajo”.
Esta cifra contrasta con el 31 por ciento de los niños que afirmaron que solo en la actualidad sufrÃan de acoso y con el 12 por ciento de los que habÃan sido acosados solo en el pasado. De los estudiantes que nunca habÃan sido vÃctimas de acoso regularmente, solo el 6 por ciento obtuvieron una puntuación baja en el bienestar psicológico.
Los hallazgos no pueden probar que el acoso escolar provocara los problemas mentales y fÃsicos de los niños, afirmó Bogart.
Pero añadió que su equipo tuvo en cuenta algunos otros factores que pueden afectar a las probabilidades de los niños de ser vÃctimas de acoso y a su salud, como la obesidad y las enfermedades crónicas. También tomaron en cuenta los ingresos familiares y la raza, el sexo y la orientación sexual de los niños.
El acoso escolar por sà mismo seguÃa estando relacionado con un bienestar peor.
Además, hay muchas investigaciones que apuntan a los efectos nocivos del acoso escolar, y este estudio ofrece más evidencias, según David Finkelhor, director del Centro de Investigación sobre CrÃmenes Contra los Niños de la Universidad de Nueva Hampshire, en Durham.
El estudio, publicado en lÃnea el 17 de febrero en la revista Pediatrics, “aporta un elemento más a la prioridad cada vez más alta de la prevención del acoso por parte de los compañeros y la ayuda a los afectados”, afirmó Finkelhor. Finkelhor no participó en la investigación.
Una limitación del estudio, dijo, es que no tenÃa información sobre otros tipos de acoso con los que se pueden encontrar los niños, como el abuso de los padres y el ser testigos de la violencia doméstica.
Cada vez más estudios, indicó Finkelhor, muestran que son estos niños (los que son vÃctimas de varias maneras) los que “tienen las cicatrices más grandes a medida que pasa el tiempo”.
Cuando se trata del acoso de los compañeros, comentó Bogart, la autora del estudio, los nuevos hallazgos subrayan la importancia de la prevención, o de acabar con eso cuanto antes.
Indicó que la mayorÃa de los estados ahora requieren que las escuelas tengan polÃticas contra el acoso. Según Finkelhor, la buena noticia es que los programas de prevención se están expandiendo “rápidamente” en las escuelas estadounidenses.
Y, en cuanto a lo que pueden hacer los padres, Bogart dijo que pueden buscar señales de que su hijo está siendo vÃctima de acoso. Éstas incluyen señales de acoso fÃsico, como los cortes y los moretones, y señales más sutiles, como actuar de forma retraÃda o no querer ir a la escuela.
Pero también es importante que los niños aprendan a no ser testigos silenciosos del acoso, señaló Bogart. Tanto las escuelas como los padres, indicó, pueden enseñar a los niños a hablar cuando vean a un compañero de clase siendo vÃctima de acoso.
Noticia obtenida del sitio MedlinePlus, en la dirección: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_144683.html
Nota: imagen obtenida del sitio de la Sociedad Chilena de PediatrÃa en http://www.sochipe.cl
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