Bichos en el aire
Dengue, malaria o encefalitis equina son algunas de las enfermedades que transmiten los mosquitos.
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Bajo las faldas
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Los ejemplares machos de estos artrópodos pertenecientes a la clase Insecta, orden Díptera, familia Culicidae, viven bajo las faldas de sus congéneres hembras. Más allá de fecundar y alimentarse no cumplen otra función. La vida de un mosquito alcanza de 20 días a un mes. Los machos nacen antes, pues viven menos que sus parejas, y requieren de 12 a 24 horas para madurar bien sus órganos y estar prestos a fecundarlas. Después de preñadas, las hembras van en busca de sangre. Mientras más chupen, mayor cantidad de huevos pondrán. Las picadas son puro instinto de perpetuación de la especie. |
La larva del Aedes aegypti es de forma tubular, aplastada |
Unos 12 días después del desove, nacen las pequeñas larvas, en dependencia de la temperatura y la humedad, pues el ciclo se acelera mientras aumenta el calor. Una hembra de aedes aegypti puede tener de cinco a seis generaciones en toda su vida y pondrá en cada una de ellas de cien a 120 huevos.
“A veces nos preguntamos por qué existen tantos criaderos en un mismo lugar y es que los mosquitos, no ponen todos los huevos en el mismo depósito. Es una forma de preservar la especie”, explicó el técnico en investigaciones científicas, Raúl González Broche, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. Esos insectos crían sus larvas en cualquier lugar donde haya agua: sea un charco, una lata, una vasija o un tanque, en dependencia de la especie. Según los expertos el Aedes aegypti, tiene predilección por los reservorios artificiales; otras, como el taeniorhynchus de mar prefiere las costas. |
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La acumulación de objetos innecesarios constituye un buen refugio para los mosquitos |
Aunque muchos creen que estos “picadores” no aportan ningún beneficio al medio ambiente, lo cierto es que tienen su papel en el ciclo de la vida, en tanto constituyen exquisito plato para peces e insectos acuáticos, que se alimentan de sus larvas.
Declaración de guerra
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Para controlar una especie cualquiera hay que conocerla a fondo. Por eso en Cuba se le brinda especial atención al control de estos vectores. Biológicos o químicos, los métodos para ello son variados. Por su ubicación geográfica y características climatológicas, el archipiélago cubano posee una amplia fauna de esos insectos. Algunos causan solo molestias a las personas; otros, poseen gran importancia epidemiológica por las enfermedades que pueden trasmitir (dengue, malaria, encefalitis equina del este y filariasis humana). El Culex, el Anopheles, el Aedes y la Mansonia, son solo una muestra de las 68 especies existentes en los predios isleños. En el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, literalmente se les ha declarado la guerra y sus especialistas buscan diferentes alternativas para eliminarlos. Una extensa colección de culícidos, ubicada en el propio Instituto, sirve como referencia para describir las especies que circulan en el país. Además de constituir una valiosa guía de estudio a la hora de dar un diagnóstico adecuado. |
El habitual Aedes aegypti, es de los principales trasmisores de enfermedades a las personas y animales. La infección por dengue constituye una de las más extendidas a nivel mundial.
El grupo de control biológico de vectores del IPK, a cargo del doctor René Gato Armas, trabaja en la aplicación de métodos regulatorios que involucran a otras especies de organismos vivos. Así, se utilizan los enemigos naturales de los mosquitos: peces larvíboros, muy importantes en el control de fuentes naturales (lagunas, lagos, ríos, etc.) y bacterias entomopatógenas (Bacillus thurigensis, entre otras).
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El Grupo Empresarial de Laboratorios Biológicos Farmacéuticos (LABIOFAM) elabora dos productos utilizando esas bacterias, el Bactivec y el Griselef, que matan a las larvas cuando se encuentran en el agua, etapa en la que todavía no son capaces de trasmitir la enfermedad. “Utilizar controles biológicos cuando las poblaciones y larvas de mosquitos son grandes, es recomendable, comentó el técnico Raúl González. Sin embargo, esto tiene que estar en dependencia de las poblaciones, porque a veces los métodos biológicos deben marchar a la par de los químicos para garantizar el control del mosquito adulto, y el saneamiento del medio”. |
La ciencia, no cabe duda, ha puesto sus saberes en función de controlar tan inoportunos dípteros. Pero ello no será posible a largo plazo y de forma sostenida, si quienes se quejan de ronchas y zumbidos les crean espacio dentro de sus casas.
Es más simple tapar tanques y cuidar la higiene que andar, periódico en mano, cazando bichos.
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Fuente: Juventud Técnica Digital, 2008
http://www.juventudtecnica.cu/Juventud%20T/ciencias/2008/paginas/bichos%20en%20el%20aire.html