Cuba realiza trasplante de médula ósea número 300
La Habana, 20 mar.- En el servicio de HematologÃa del Hospital ClÃnico-Quirúrgico Hermanos Ameijeiras se realizó el trasplante de médula ósea número 200, uno de los de mayor complejidad de los que se realizan en los seres humanos, que se elevan a más de 300 en el paÃs cuando sumamos los practicados en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas, el Instituto de HematologÃa y en el hospital Arnaldo Milián, de Santa Clara.
El profesor José Carnot UrÃa, jefe del Grupo Nacional de Trasplantes de Médula Ósea y responsable en el Hermanos Ameijeiras de estos injertos desde que se iniciaron en esa institución en 1985, indicó a Granma “el alto compromiso del Gobierno revolucionario a favor de la salud de la población”, que ha logrado mantener de forma gratuita estos costosos trasplantes, incluso en las etapas más difÃciles del perÃodo especial y en la actual coyuntura económica internacional.
El costo de este proceder oscila entre los 150 000 y 200 000 dólares en los paÃses altamente desarrollados, gastos que asume el Estado en nuestro paÃs.
Los injertos de médula, dirigidos a la destrucción de células tumorales, constituyen una esperanza de curación para pacientes con leucemias, linfomas, anemia aplásica (ausencia de células en la médula), y otras enfermedades consideradas “incontrolables”.
A diferencia de los trasplantes de corazón, riñón, hÃgado, en que los pacientes requieren durante toda la vida la administración de inmunosupresores (fármacos que contribuyen a evitar el rechazo), en los de médula solo se emplean durante un perÃodo de seis meses a un año.
La médula ósea se localiza en la cavidad hueca de los huesos planos —esternón, costillas, vértebras y pelvis, fundamentalmente— y es la encargada de la formación de todas las células de la sangre (glóbulos rojos, leucocitos, plaquetas) a partir de células conocidas como “madre” o “progenitoras”.
La extracción de la médula ósea se realiza generalmente mediante una pequeña incisión en la parte posterior de la cadera, con anestesia general o raquÃdea, que permite introducir una larga aguja en el hueso de la pelvis, a través de la cual se aspira la médula: un tejido lÃquido similar a la sangre.
El receptor de ese “tejido lÃquido” lo recibe como si fuera una transfusión de sangre, que empieza a circular por el organismo, “invade” los huesos que se encuentran literalmente “vacÃos” por la acción de tratamientos previos de irradiación o citostáticos aplicados a los enfermos, y al encontrarse en su hábitat natural comienza el proceso de proliferación.
De acuerdo con las caracterÃsticas de la enfermedad, estos trasplantes pueden ser autólogos, si se utilizan las mismas células de la médula ósea del paciente, o alogénicos, cuando se remplaza la médula ósea de la persona enferma por células de la médula de un donante, generalmente un hermano.
De los 200 injertos realizados en el Hermanos Ameijeiras, 143 son autólogos y 57 alogénicos, y un 50% de los pacientes fueron curados, los que mayoritariamente estaban aquejados de leucemia y linfomas.
Los avances tecnológicos posibilitan contar hoy en el paÃs con equipos para realizar los denominados “trasplantes de células progenitoras hematopoyéticas de sangre periférica”. Ello no es más que la movilización de las células madre que se localizan en la médula (léase, por ejemplo, hueso de la cadera) hasta el torrente sanguÃneo, para de ahà poderlas recolectar y extraerlas por vÃa venosa con auxilio de equipos parecidos a los de hemodiálisis, evitando con ello el empleo de un salón de operaciones, los riesgos de la anestesia y las punciones, con una recuperación y estadÃa hospitalaria más corta