Diabetes mellitus

23 febrero 2011

¿Engordar es contagioso?

Filed under: Temas varios — Arturo Hernández Yero @ 18:17

Cuanto más obesos son los amigos o más amigos obesos se tiene, la probabilidad de sufrir sobrepeso es mayor, según un estudio.

El primer cigarrillo es, en la mayoría de las ocasiones, un acto de imitación. Se empieza a fumar para representar un rol social y sentirse integrado en el grupo donde el tabaco está bien visto. Un estudio de Harvard sugiere ahora que la obesidad entre amigos también se comparte. Se copian los malos hábitos alimentarios y se participa de los malos resultados. La investigadora Alison Hill, autora del informe, no deja lugar a dudas: “Tener amigos obesos multiplica por dos la posibilidad de serlo”.

Cuanto más obesos son los amigos o más amigos obesos se tiene, más probabilidad hay de sufrir sobrepeso. Ésta es la premisa con la que concluye el estudio liderado por Alison Hill, investigadora de Harvard, publicado por la revista ‘Computational Biology’. En la búsqueda de las causas de la proliferación de los casos de obesidad, sobre todo en el alarmante aumento en niños y adolescentes, los investigadores aplicaron el modelo matemático desarrollado por la Framingham Heart Study, un proyecto de la Universidad de Boston que identifica los factores comunes de enfermedades contagiosas a lo largo del tiempo en la ciudad de Framingham.
La clave que descubre el trabajo es que a las personas con exceso de peso les unen vínculos personales más allá de los familiares
El resultado del proceso de datos cuantificó las posibilidades de padecer obesidad: la probabilidad de sufrir peso excesivo es el doble si se tienen cuatro amigos obesos. El porcentaje aumenta conforme aumenta el número de amigos obesos. Este factor se suma a otros condicionantes, que son determinantes o inocuos, según la persona. Los malos hábitos, la dieta desequilibrada y la falta de ejercicio físico tienen un gran impacto en el aumento de peso. Pero, y aquí estriba la novedad, el índice de masa corporal (IMC) superior a 30 está condicionado también por las relaciones sociales. Esta teoría que hasta ahora podía intuirse, hoy está fundamentada. La clave que descubre el trabajo es que a las personas con exceso de peso les unen vínculos personales más allá de los familiares, lo que certifica que el problema no es sólo clínico o genético o de hábitos familiares. El problema de la obesidad es también social.
Dime con quién vas…
El porcentaje de riesgo se dispara hasta el 171% si la relación de amistad es la de mejores amigos
El refranero establece que arrimarse a un buen árbol asegura la buena sombra, y así es. El estudio apunta en este sentido que no es mayor la atracción entre las personas obesas, sino el hecho de que la obesidad se contagia, se propaga entre la pandilla, entre el grupo de amigos. Esta cuestión deja en evidencia que se deben intentar mejorar las razones medioambientales y controlar las causas genéticas en la lucha contra la obesidad, pero también puede ser conveniente el tratamiento grupal de esta enfermedad crónica.
La conciencia es más laxa si es colectiva y esto se fortalece en la adolescencia, cuando la pandilla es el núcleo de autoafirmación más importante. Los amigos son determinantes hasta el punto, demuestra el estudio, que el porcentaje que aumenta las posibilidades de sufrir obesidad entre amigos es de un 57%. La cifra se dispara hasta el 171% si la relación de amistad es la de mejores amigos. Sin embargo, la relación de pareja apenas influye en un 37%. También la posibilidad de un mayor IMC aumenta hasta un 40% si la persona obesa es el hermano.
…y te diré qué comes
Hay tendencias insanas en la dieta de niños y adolescentes que son comunes y compartidas o imitadas entre amigos. Por una parte, algunos niños incitan a sus padres a que todos los días, o casi todos, les compren para desayunar los bollos, los cereales chocolateados o las galletas rellenas que desayunan sus amigos de clase o de la pandilla. Incluso preferirían almorzar la chocolatina o el bollo que comen sus amigos en el recreo del colegio.
Es común entre adolescentes aprovechar las horas de descanso entre clases para comprar bollos, chucherías o snacks salados, como patatas fritas o similares, y que en ocasiones les sirven de almuerzo. También destacan las amistades con preferencias y gustos por alimentos poco sanos, aunque con sabores muy marcados, que son quienes acaban por imponer colmar el menú de las cenas y las celebraciones con pizzas, fritos, refrescos, snacks y postres dulces.
Sin embargo, tal y como se evidencia en la investigación, las amistades tienen una parte positiva, ya que los buenos hábitos también son contagiosos.
Un amigo puede ayudar a perder peso
Si el riesgo es social, la solución también puede serlo
La científica Hill no quiere desdeñarla y apunta que conocer el impacto que una amistad puede tener en el peso es una oportunidad. Si el riesgo es social, razona, la solución también puede serlo y, por ello, las intervenciones encaminadas a combatir la epidemia de la obesidad pueden experimentar una mejoría en la relación coste-eficacia, ya que la mejora de una persona se extiende a su círculo.
Aunque el estudio no lo buscó, concluyó que si bien la obesidad se contagia, el peso saludable (normopeso), también. Si en una clase en una escuela se asume la importancia de comer sano y hacer ejercicio, y si cada uno de sus miembros lo acepta y busca, esa inercia será contagiosa y comunitaria. El siguiente paso es aprovechar este fenómeno y poner en marcha estrategias preventivas e intervenciones que multipliquen los efectos positivos que se afianzan e imitan entre los lazos sociales.
ESTUDIOS SOBRE LA OBESIDAD
Admitida como epidemia por la Organización Mundial de la Salud, la obesidad preocupa y ocupa cada día más. Las consecuencias sobre la salud, su relación directa con patologías como la diabetes y el menor bienestar han llevado a multiplicar estudios, estrategias y acciones desde las instituciones para corregir la tendencia. Hay de todo tipo y ofrecen una visión sobre la importancia, el riesgo y la afectación global que alcanza la obesidad.
Algunos estudios la relacionan con el síndrome metabólico, con el deterioro cognitivo e, incluso, con las demencias y la menor cantidad y calidad de semen, entre otros muchos problemas y patologías.
Los investigadores buscan las causas y encuentran, entre otros factores, la comida basura, el peligro de las dietas hipercalóricas, la Proteína C reactiva, un biomarcador de inflamación y daño en los tejidos o genes que inhiben la sensación de saciedad.
Aunque las causas y los factores que agravan el riesgo de un IMC superior a 30 (entendido como obesidad) son variadas, contradictorias y numerosas, también se ha concluido que el binomio alimentación y ejercicio es una herramienta eficaz y segura para evitar ser obesos.
Autor: Por MAITE ZUDAIRE
Fecha de publicación: 15 de febrero de 2011

http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/enfermedad/2011/02/15/198916.php

Analizan el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad en usuarios de hipoglucemiantes orales

Filed under: Temas interesantes — Arturo Hernández Yero @ 8:42

Los diferentes tipos de hipoglucemiantes orales se asocian con distintos niveles de riesgo cardiovascular o de mortalidad por todas las causas.

La diabetes tipo 2 se asocia con la duplicación del riesgo de mortalidad, predominantemente de tipo cardiovascular. Esta circunstancia puede verse influenciada negativamente por los hipoglucemiantes orales (HO) que mostraron algunos efectos adversos, particularmente en pacientes con antecedentes de insuficiencia cardíaca. La ecuación riesgo-beneficio continúa siendo objeto de debates y por este motivo, expertos del Department of Epidemiology and Public Health, del Imperial College London, en el Reino Unido y otros centros británicos de investigación experimental, estudiaron el riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca congestiva y mortalidad por todas las causas, asociada con la prescripción de HO en diabéticos de ambos sexos. Tomando en cuenta los resultados de un estudio previo, los autores ampliaron los datos incluyendo un grupo más numeroso (n = 91.521) y otras variables cardiovasculares, además de analizar los riesgos relacionados con el uso de tiazoledinedionas.
Material y métodos
Se analizó la base de datos de la práctica médica general del Reino Unido, del período 1990-2005, que incluía 91.521 diabéticos. Los principales criterios de valoración fueron el infarto de miocardio incidente, la insuficiencia cardíaca congestiva y la mortalidad por todas las causas. Los intervalos de tiempo del uso de cada droga de tratamiento se categorizaron de acuerdo con la clase de droga, excluyéndose los períodos durante los que no se utilizaron HO, o se recurrió al empleo de insulina.
Resultados
La incidencia de infarto de miocardio en el lapso analizado alcanzó a 3.588 casos, la de insuficiencia cardíaca congestiva a 6.900 episodios y la de muerte, a 18.548. La monoterapia con sulfonilureas de primera o de segunda generación se asoció con un riesgo superior y significativo (de 24% a 61%; p< 0,001) de mortalidad por todas las causas, en comparación con metformina. Otro tanto se observó en el caso de las sulfonilureas de segunda generación respecto a la riesgo de insuficiencia cardíaca congestiva: 18% a 30% más de riesgo; (p = 0,01 y p< 0,001).
El uso de pioglitazona produjo una reducción del 31% al 39% en el riesgo de mortalidad por todas las causas (p = 0,02 a p< 0,001), comparada con metformina. La comparación entre rosiglitazona y pioglitazona mostró que esta última se asociaba a un riesgo entre 34% y 41% menor de mortalidad por todas las causas (p = 0,14 a p = 0,01), que la rosiglitazona. Para ninguna de las tiazoledinedionas se observó incremento del riesgo de infarto de miocardio.
Discusión y conclusiones
El estudio londinense brinda un panorama de los riesgos versus beneficios en el ámbito “real” de la práctica médica.
Comparado con la monoterapia con metformina, se enfrenta mayor riesgo de mortalidad con el uso de sulfonilureas de primera o de segunda generación, lo que confirma resultados de estudios previos. El mecanismo subyacente ha sido relacionado con la inhibición de los canales de potasio, lo que lleva a un aumento del potasio intracelular. Esto resulta beneficioso en las células beta del páncreas ya que de este modo se secreta insulina, pero nocivo para los cardiomiocitos y las células musculares lisas vasculares, porque se afecta negativamente el preacondicionamiento isquémico, un mecanismo que protege de la lesión isquémica.
Los autores no demostraron un mayor riesgo de infarto de miocardio asociado con tiazolidinedionas, cuando se la comparan con metformina. Dos metaanálisis previos que informaron sobre lo contrario fueron objetados por limitaciones tales como períodos cortos de seguimiento, baja tasa de eventos, ausencia de registro del tiempo hasta la aparición del evento, resultados incompletos y heterogeneidad de los efectos en estudios combinados. En términos generales, no existen aun evidencias claras o concluyentes sobre los posibles beneficios vs riesgos en la esfera cardiovascular de la terapia con una tiazolidineadiona.
En esta investigación, la rosiglitazona se asoció con menor mortalidad que la metformina; estos hallazgos concuerdan con lo del estudio PROspective PioglitAzone Clinical Trial In Macro- Vascular Events Study (PROACTIVE), que constituye el mayor estudio clínico aleatorizado con pioglitazona en enfermedad cardiovascular desarrollado hasta la fecha. El PROACTIVE mostró que la pioglitazona redujo el riesgo global de eventos macrovasculares y disminuyó de manera significativa el riesgo de mortalidad por todas las causas, infarto de miocardio o accidentes cerebrovasculares (cociente de riesgos instantáneos: 0,84, IC95% 0,72 a 0,98). Es decir que, a pesar del incremento en el riesgo de insuficiencia cardíaca, la pioglitazona posee un posible efecto cardiovascular protector. La pioglitazona, que no comparte con la rosiglitazona su papel en la respuesta inflamatoria hepática y endotelial, exhibe un riesgo de mortalidad asociada significativamente menor que esta última.
En síntesis, el perfil de riesgo desfavorable de las sulfonilureas explica el uso preferencial de metfomina como tratamiento inicial en la diabetes 2. Los autores confirmaron el perfil de riesgo más favorable de la pioglitazona con respecto a la rosiglitazona, asociado con una reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas. Estos hallazgos deberían ser valorados, sostienen los expertos, en el momento de prescribir tratamientos antidiabéticos.
Tzoulaki I y col. Risk of cardiovascular disease and all cause mortality among patients with type 2 diabetes prescribed oral antidiabetes drugs: retrospective cohort study using UK general practice research database BMJ 339:b4731,2009.
Editora Médica Digital

http://www.diabetesonline.com.ar/default.asp?Pagina=profesional/art-dest/art_0242.asp

Autor: Arturo Hernández Yero | Contáctenos
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